Martina cumplió 4

Los años pasan y Martina está dejando de ser pequeñita. Si, ya es una toda una niña. Su carita está cambiando y está dejando atrás esa carita de bebé.  Es el primer cumpleaños en el que es plenamente consciente del gran día. Lleva meses esperando que ese día especial llegue. Decidimos despertarla cantando «feliz cumpleaños» y ella nos sorprendió diciendo: «Ahora no! Aún no estoy en el nido!».

La verdad que fue un cumpleaños muy especial para mí. Significa muchas cosas. Significa que está conectada, que quiere compartir con amigos y familia su día especial. Que busca sentirse protagonista. Está abriéndose paso en este mundo.

Tenía motivos para celebrar, así que decidí festejarlo!

Quería que fuera especial para ella también.

Ella normalmente lleva  canchita (hecha en casa con aceite de girasol) para los cumpleaños debido a las alergias que tiene. Jamás  la verás acercarse a la mesa a comer algo que no debe, jamás la verás hacer un berrinche por que no pueda comer la torta de cumpleaños. Es una campeona y tiene una voluntad de hierro para ser tan pequeña. Así que en este cumpleaños ella podría comer todo lo que había en esa mesa, incluida la torta por supuesto.

Así que el menú era apto para las múltiples alergias. Hecho al 100% en casa.

*Canchita hecha con aceite de girasol                                                                       

*Plátanos                                                                                                                         

*Gelatina de mango y fresa hecha con jugo de frutas natural y colapiz (ella no puede comer colorantes conservantes).

*Galletitas de avena, harina de arroz, ralladura de naranja y nibs de cacao.

*Torta de harina de arroz con merengue y chips de cacao puro. (Libre de gluten, lactosa y soya).

 

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Para mi es sumamente importante enseñarles a los hijos el valor del esfuerzo, del trabajo y de la amistad. Así que decidí que las sorpresitas debían ser hechas por nosotras. Así que nos pusimos manos a la obra.

Hicimos juntas unos barcos pirata hechos con corchos, palitos de helado y cartulinas. También les hice espadas de corsario con globos y unas bolsitas de yute con monedas de chocolate.

Martina regresaba feliz del nido para preparar las sorpresitas junto conmigo. Su misión era pegar los corchos con silicona y colocar las ligas y palitos de helado. Fue genial compartir ese momento juntas.

Fue un cumpleaños muy bonito, los chicos se divirtieron muchísimos siendo piratas, comiendo cositas ricas y haciendo de este día un día muy especial para Martina. Gracias a todos los que hicieron de este día único para ella.

Vacaciones para conectar

Si leyeron bien! Vacaciones para conectar, no para desconectar!

Martina salió de vacaciones en el nido y optamos por tomar unas vacaciones familiares. El campo nos llama, la verdad que no somos personas de ciudad. Amamos la naturaleza, la vida lenta y contemplativa. Teníamos ya síndrome de abstinencia. Necesitábamos conectar con la naturaleza.

Así que ahí comenzó mi búsqueda, donde podemos ir que sea buen plan para los 4. Y así como por arte de magia se cruzó en mi cuenta de Instagram una publicidad de Pamuri Andes Lodge en  Tayacaja Huancavelica. Debo reconocer que detesto que me salga publicidad pero esta  vez lo agradecí.

Allí comenzó la aventura. Decidimos ir en avión porque la verdad que detestamos manejar por la Carretera Central, nos parece sumamente peligrosa. Así que volamos a Jauja ( en un vuelo que no dura más de 40 min) y desde ahí nos iban a recoger para llevarnos al Lodge que estaba a un par de horas en auto.

Abrir la ventanilla del auto y sentir el olor al campo es maravilloso. Tayacaja huele a una mezcla entre marcela, muña, eucalipto y un poco a vaca. El aire seco entra frío por la nariz y te despeja, es tan limpio que duele. El sol de la mañana te baña la piel con un color naranja y el cielo azul añil te llena de esperanza. Eso pasa en la naturaleza, los sentidos se agudizan, cuando conectas con ella así no necesitas nada más en el mundo que disfrutarla con los tuyos.

El lodge es una cabañita muy linda, acogedora donde siempre hay una estufa encendida para que no pases frío nunca. Para que cuando regreses de tus caminatas disfrutes de un mate de coca frente a la lumbre con los tuyos. Tuvimos la suerte de estar solos en el lodge esos días. Teníamos la cabaña para nosotros solos. Fue increíble.

Casi toda la comida que sirven en el lodge es de su huerto. La comida es super saludable y deliciosa. Nos encantó que tuvieran el detalle de cocinar un menú especial para Martina debido a sus innumerables alergias. La verdad que se pasaron! Fue una preocupación menos para nosotros allí.

Los chicos disfrutaron de una actividad en el huerto cultivando y cosechando. Fue increíble ver a Martina vencer su aversión por la tierra y meterse de lleno a plantar y regar sus verduras. Me encanta que tengan esta actividad la verdad, los niños no suelen plantearse de donde sale la comida que los alimenta. Creo que los ayuda a tomar conciencia de muchas cosas y además los anima a probar verduras nuevas, una vez que las conocen y las cuidan.

Martina disfrutó muchísimo de darles de comer pastitos largos a las vacas. Comenzó temerosa detrás del alambrado pero no tardó mucho en aventurarse a entrar y caminar entre ellas. Visitamos también el establo y Martina pudo ordeñar un poquito aunque el calor de las ubres no le resultó de lo más agradable. Pero era muy gracioso verla luego jugar en el lodge a que ordeñaba las vacas de los trofeos que decoraban el lugar. Se ve que la actividad le impactó bastante.

Tuvimos la oportunidad de hacer nuestro primer trek los 4 juntos. Subimos bastante alto. Bruno aguantó bien en el cangurito, se dormía de vez en cuando pero no tuvimos mayor problema. Martina al llegar casi a los 4000 mts, si comenzó a estar bastante adormilada, bostezando bastante y se agitaba un poco. Así que fuimos despacito y cuando estaba muy cansada la cargábamos un poco. Finalmente llegamos la cumbre y para ella fue un éxito total. Lo había logrado y se sentía invencible.

Desconectamos de la rutina, pero básicamente nos conectamos con la naturaleza, con nosotros mismos, conectamos como familia.  Las vacaciones deberían ser para eso, para disfrutarnos, encontrarnos y sorprendernos.

 

 

 

El día que Martina dijo: No quiero más pañal.

Ha sido un largo camino hasta este tan esperado día. Uno siempre escucha: «cada niño tiene su ritmo», «ten paciencia, tranquila, ese día llegará». Y llegó!

Qué les puedo decir uno comienza a desesperarse cuando ya llegan a los 2 años y medio y ni señales de querer dejar el pañal y más aún cuando llega el segundo hijo y eso significa más y más pañales que cambiar!

También uno debe bañarse en aceite y dejar que los comentarios de conocidos y Xs sobre el tema te resbalen. «¿No está grande ya para llevar pañal?», «¿No le enseñas?», «mi hijo lo dejo al año».  Eso si, lo que nunca toleré y me salía el indio era cuando los comentarios iban dirigidos a ella. «¿Aún eres un bebé?», «Yo pensé que eras una niña grande». A ver, a ver, un padre lo puede atajar pero a un niño nunca debes hacerlo sentir menos por llevar un ritmo distinto al resto.

Martina hasta los 3 años nunca mostró «interés» por el baño. Mucho menos regular sus esfínteres. Recuerdo que hacía pis de a poquitos siempre. Su pañal paraba mojado porque hacía de a puchitos. Y el tema de la depo peor aún con su estreñimiento crónico no era muy regular y eso me dificultaba a mi la tarea.

Cuando tenía 2 años le compré un bacín, la sentaba con sus libros favoritos y naaada. Me sentaba yo y naaada. Sentaba a sus muñecos y hacía como que hacían pis y adivinen que… naaaada! Dije para mí, no será su momento, dejémosla tranquila, ya retomaremos.

A los 2 y medio  con la llegada de Bruno decidí volver a intentarlo, le hice fotos de todo el proceso y las pegué en el baño como una secuencia. Le puse millones de videos para que pida ir al baño. Las canciones las amaba y me las cantaba y me pedía ir al baño, yo me recontra emocionaba pero… naaaada.  Ella solo me pedía para llamar mi atención cuando le estaba dando el pecho a Bruno.  Después iba sola hacía todo lo que las fotos narraban y llegaba su parte favorita jalar la palanca y sacar un montón de papel higiénico, pero claro la parte de la pila o la caca se la saltaba. Ella no quería dejar el pañal, ella veía que yo cambiaba a Bruno y ella no iba a ser menos. Ella no estaba preparada para dejar de ser mi bebé también. Así que lo entendí y la deje en paz.

A los 3, llegó el pavor al water, creo que el miedo al water viene porque una vez logró hacer caca en el WC y como es taaaan estreñida le dolía muchísimo y comenzó a asociar el WC al dolor y no lo quería ni ver. Hablé con la Gastropediatra que ve a Martina y me dijo que me quedara tranquila que hasta que ella no regule su estreñimiento no dejará el pañal. Y saben que TENÍA RAZÓN!

Martina hoy por hoy es regular va todos los días siguiendo la estricta dieta para la alergia múltiple que tiene. Así que me relaje y no le di más bola al tema. No quise profundizar en sus miedos, así que la dejé.

Llegó el día que me dijo mamá quiero hacer pipí, la lleve sin muchas expectativas. Hizo pis. NO ME LO PODÍA CREER! armé una fiesta! Me pidió una segunda vez y pensé que lo que quería era la fiesta pero no… hizo otra vez! y le fui a poner el pañal para dormir y me pidió que no se lo pusiera. No hemos tenido ningún «accidente» desde entonces.

Así que saco mis conclusiones personales luego de todos los intentos fallidos (Bruno tendrá más suerte porque ya lo entendí). A los niños no se les saca el pañal, los niños lo dejan cuando están listos emocionalmente y físicamente. Es importante estar pendiente de lo que le ocurre a los peques, escucharlos, entenderlos. Siempre apoyarlos, nunca pero nunca hacerlos sentir menos por llevar pañal, eso no es motivo de vergüenza. Para algunos niños representa confort, para otros representa seguridad y confianza, para otros atención por parte de los padres. Tomémonos un tiempo para entenderlos y acompañarlos. Ellos finalmente no lo necesitarán más y llegará el día que te digan Mamá hoy no quiero el pañal y te den la mano y te pidan que los lleves al baño.

 

Monstruos de plastilina, una manera creativa de pasar la tarde

Ayer estuve comprando cositas para hacer manualidades con Martina y compré esas bolsitas en las que vienen plumas. lentejuelas, ojos, etc y un paquete de 6 plastilinas. Me hicieron la tarde, nos la pasamos increíble.

Mi plan era hacer monstruos de plastilina, pero Martina decidió jugar con las plumas haciéndome cosquillas en los pies.  Aproveché su iniciativa y le hice cosquillas yo a ella en distintas partes de su cuerpo reforzando partes del cuerpo que normalmente no menciona como axilas, talón, tobillo.

Hizo lluvia con los limpiadores de pipas, a demás de antenas de marciano.

Se puso los ojitos en sus ojos y en el ombligo, estuvo muy divertido y ocurrente.

Me encanta como las cosas no salen como uno las planea. Fue un momento muy lindo de complicidad, amor y risas.

Hoy por la mañana sí hicimos los monstruos, fue una delicia.

Con este juego potencias su creatividad, plasticidad y motricidad fina. Para motricidad va genial porque tienen que trozar la plastilina, hacer bolitas, aplastarlas. A demás coger los ojitos pegarlos, con un punzón hacer la boca, pinchar las plumas. Es bastante completo. Creativamente me fascina porque quien dice que una cara solo tiene 2 ojos? Los monstruos tienen los que uno quiera  y más. Todo funciona en un monstruo, así que no hay errores. Eso me encanta!

Puedes reforzar los colores, las partes del rostro en cuanto a lenguaje.

Martina está con los números ahora y esto me ayuda a enseñarle a contar, por ejemplo el número de ojos que colocaremos en el monstruo.

En fin con muy pocas cosas, no muy caras puedes pasar un rato diferente, bien divertido y cargado de enseñanzas para tu peque. A nosotros nos funciona muy bien. El próximo paso será hacerlas en cerámica en frío para que nos queden y así hacer historias de monstruos!!!

Se necesitan más días memorables

Martina está creciendo, está entrando en una edad en la que recordará los momentos especiales de su vida. Es un reto y a la vez es algo maravilloso poder construir esa memoria a través de experiencias bonitas, sencillas y sensibles. Bruno, por su parte, es aún pequeño pero a través de estas vivencias absorbe y aprende muchísimo.

Estas navidades nos fuimos  a España a visitar a la familia de Ignazio. Fue un viaje revelador. Hace un año, compramos un terreno en el valle de Cauzón en Granada, con el sueño de llevar una vida más sencilla en algún momento de nuestras vidas (imagino que será para nuestra jubilación). El hecho es, que lo visitamos por primera vez. Llevamos a los chicos y fue un momento mágico en nuestras vidas.

Martina, libre como el viento. Con el pelo suelto, ropa cómoda y sin complejos se apoderó del lugar. Recorrió el cerro en busca de Rebeca Liebre, con el firme propósito de ser su amiga y darle un abrazo. Recorrimos el bosque en busca de piñas y hierbitas para jugar a la cocina.

Incluso se atrevió a dirigir un rebaño de ovejas junto al pastor del pueblo. Imitaba el llamado «hop hop -iiiiillla», llamando a la cabra que guiaba el rebaño.  Campanilla (la cabra) se acercó a ella, y Martina solo quería darle de comer hierba en la boca. Mary la perra del pastor, su nueva mejor amiga, cada vez que se acuerda de ella se le escapa una risotada.

Bruno sintió el frío de verdad por primera vez, los cachetes se le ponían colorados. Sintió la tierra en sus manos, texturas nuevas y desmenuzaba pastitos con los dedos. Gateaba feliz por el terreno a campo traviesa.

Aprovechamos esos días para plantar unos cuantos árboles en el terreno, queremos recuperar los cerros con bosque nativo. Así que nos fuimos al vivero de la zona y compramos olivos, alcornoques, pinos, encinas, quejigos, nogales, avellanos, laurel, tomillo, romero, lavandas, etc. Fue una locura, plantamos más de 50 árboles en total.

Plantamos los árboles en familia. Fue super bonito. Agotador, pero maravilloso. Es un terreno con muchas lomas, no teníamos agua por lo que regar era una odisea, teníamos que cargar bidones de 8 litros para regar cada arbolito. Fue una locura, pero de las que gustan. Va a ser muy lindo contarle a los chicos cuando sean más grandes que todos esos árboles los plantamos juntos cuando eran pequeños.

Los días se nos pasan sumidos en la rutina, muchas veces en días ocupados pero la mayor parte de las veces sin estar cargados de experiencias enriquecedoras y mucho menos memorables. La vida debería estar cargada de días memorables, de días que llenen tu espíritu, de momentos que atesores por siempre.  Estas semanas fueron así. Fueron días muy tranquilos, en contacto con la naturaleza, en entornos pacíficos y sencillos pero muy profundos para el alma. Sin teléfonos, sin televisión, nos teníamos a nosotros. Fuimos inmensamente felices.

 

 

 

Preparamos a Martina para un viaje en avión.

Llevamos ya un par de semanas preparando a Martina para un viaje largo en avión. Van a ser muchas horas, escalas, controles de seguridad y eso puedo generar muchísima ansiedad en ella. La verdad queremos que el viaje transcurra lo más tranqui posible.

Martina ya ha hecho un viaje interoceánico hace un par de años, pero era muy chiquita y ni se acuerda. Este va a ser distinto. Lo va vivir y esperemos … disfrutar.

¿Cómo estoy preparando a Martina?

1. Armé un calendario de esta última semana donde vamos tachando día a día los días transcurridos mostrándole que el día del viaje está cada vez más cerca. El día del viaje hay una foto de nosotros 4, un avión y la foto de los abuelos (a quienes vamos a visitar).
2. Preparé un power point con fotos de objetos que podrá encontrar en el aeropuerto para enseñarle un poco de vocabulario y así en el aeropuerto identificarlos y hacer un pequeño juego. Por ejemplo: fotos del carritos de maletas, scanner, detector de metales, pasaporte, ticket aéreo, etc. Todos los días se lo paso, no toma más de 5 minutos y ya reconoce la gran mayoría.
3. Hice un historia social con fotos de todo el proceso. Desde que salimos del aeropuerto de Perú, escala en Ámsterdam y llegada a Málaga. Esta historia social es una especia de librito de cuentos con fotos contando en detalle todo el viaje, desde controles de seguridad, esperas, comportamiento en el avión, recojo de equipaje, etc, etc. Se lo leo antes de dormir todos los días desde hace mas de una semana. Va grabándose en la memoria. Así que cruzo los dedos para que las esperas, colas y controles no la agarren por sorpresa y entre en crisis de ansiedad. La idea es llevar este libro con nosotros y mostrarle cada paso que hacemos para que ella identifique todos los pasos.

Para el gran día tengo que preparar muchas cositas para ella también. No sólo para que se entretenga en el vuelo y durante las esperas sino también comida. Martina tiene alergia alimentaria, tiene una dieta bastante restringida y con la dieta libre de gluten del avión no es suficiente. Así que llevo unos cuantos días planeando todo. No puedo llevar comida que se vaya a malograr en todo el vuelo, ni tampoco cosas que no estén envasadas y con registro sanitario para que ingresen a la comunidad europea (para que coma en la escala).

Así que para el viaje llevo

1. Para comer en el aeropuerto aquí (nuestro vuelo sale a las 8 pm, así que cenará antes del embarque) pollito apanado en harina de maíz, caracolitos de maíz y una pera.
2. Snacks libres de gluten: palitos de yuca (de biosunqu), fresas y mango deshidratado (Inti frutos), camote y yuca frita de InkaChips (compro estos porque son fritos con aceite de girasol, que es el único aceite que puede comer Martina), corn cakes de Kupiec.
3. Para jugar en el avión: Tarjetas del Brainbox, libro magnético de Janod, crayolas y hojas, auriculares kids de Philips (me encantan porque tienen un tope de volumen para que no dañen los oídos de los más chiquitos) junto con el Ipod cargado de tooooda la música que Martina adora y un par de libros para la hora de dormir.

Crucemos los dedos!!!

Bruno: el pequeño acorazado

Bruno del germánico coraza o escudo. Ese fue el nombre que escogimos para nuestro segundo hijo. Creemos mucho en el significado de los nombres. Martina la guerrera  y no podía ser menos Bruno el escudo. Se complementan.

Cada niño llega a nosotros con una misión. Bruno, a demás de completar y complementar nuestra familia, llegó para ser el maestro de Martina. Él será su maestro sin siquiera saberlo.

Desde que estaba en mi panza, le enseñó muchas cosas a su hermana. Martina comenzó a interesarse por los bebés, comenzó con el juego simbólico. Aprendió a acariciar suavemente la panza de mamá y entendió que dentro estaba él.

Bruno, mientras tanto se movía muchísimo en mi barriga cuando escuchaba a su hermana reír, era una reacción inmediata. Esa complicidad in útero me hacía tremendamente feliz, dentro de lo intenso y difícil que resultó este embarazo.

El 19 de abril Bruno nació con 38 semanas mediante cesárea.

Según cuenta su padre, cuando lo colocaron en la mesa para hacerle las pruebas el lleno brío se dio la vuelta solo y asombró a todo el personal. Es un bebé muy fuerte, determinado,  extremadamente social y feliz. Tiene para todos una sonrisa. Y una mirada de pestañas interminables que derrite a cualquiera.

Nació y con su magia logró lo que pocos esperábamos … que Martina lo reciba como propio. Fue un momento mágico para la familia. La expresión de amor en su rostro fue única. Logró derribar un muro, espantar el fantasma, no sé ni como llamarlo. Él estaba aquí para siempre y ella lo sabía.

Hoy 7 meses después son cómplices totales y le ha enseñado cosas que no se aprenden con terapias. Le ha enseñado a ser hermana mayor, a soportar tirones de pelo, vómitos y tirar pañales con caca.

Me desvivo cuando ella quiere jugar con el o le quiere enseñar a hablar diciéndole «ajó Bruno!» y le hace el gesto con el dedo en la boca.

Ella muere por cargarlo y cantarle: » en el auto de papá….» y Bruno no puede más de la emoción, se ríe y se deja apretar todo por la hermana. Y él siempre está buscando a Martina con la mirada, no la pierde de vista.

Jamás en mi vida imaginé un escenario así, tan perfecto. Son los mejores hermanos.

Les queda toda una vida por recorrer, pero sé que la recorrerán juntos. Son lazos tan fuertes que no hay forma de romperlos.

 

Bruno, nuestro pequeño acorazado, haz llegado para llenar de sonrisas esta casa. Haz llegado para alumbrar el camino a Martina. Tu risa mueve mi mundo entero, tu picardía me llena de risas, tu simpatía me conmueve y el amor que tienes hacia tu hermana me llena de orgullo y esperanza. Te amo, mi pequeño.

 

El paseo, cualquier pretexto es bueno para aprender.

Nos encanta pasear todos juntos! Por la ciudad, por los parques, por la naturaleza, por todos lados. En cada paseo podemos fomentar el interés por las cosas y buscar pretextos para enseñar o hacer cosas diferentes cada día.

Como es época llevamos varias semanas enseñando a Martina a recolectar semillas de diferentes árboles. En vaina, piñas, pecanas, semillas redonditas tipo las del ficus. Es muy lindo ver como señala los árboles y nos muestra las semillas. Este último paseo llevamos un baldes pequeñito con nosotros y realmente fuimos en búsqueda y captura de semillas. Fue un éxito! Ella estaba feliz! Le explicamos que si juntaba las del ficus (que son una pelotitas) debían ser las rojitas, que las verdes no servían. Tenían que ver lo feliz que estaba buscándolas, que concentrada estaba verificando si eran verdes o rojas.  Encontramos también ramitas de casuarina con hartas piñas chiquitas, ideal para que las desgrane y practique la pinza y motricidad fina.

Era la más feliz con su tesoro! No soltaba ese balde por nada.

 

En el camino encontramos unas plantas que en Uruguay las conocemos como cola de zorro.  Suelen crecer al lado de los caminos. Siempre jugamos a que son unas colas pero esta vez Martina quiso ponérselas en la cabeza y usarlas como plumas de indios. Me encantó la idea y tanto Martina, como mamá y la abuela nos hicimos unos lindos tocados.

Encontramos unas ramitas buenas para dibujar en el camino de tierra. Martina me pidió que dibujáramos un carita feliz y luego una muñeca. Me encantó que al momento de terminar de dibujar la muñeca ella le puso (sin que nadie se lo pidiera) unas piedritas como botones. Fue el toque final perfecto. Un lindo trabajo en equipo.

Pasamos una tarde super bonita, jugando con lo que el paseo nos daba. No necesitamos juguetes caros, ni interactivos, ni nada por el estilo. Nos disfrutamos la una a la otra, disfrutamos de la luz cálida del sol, de la tierra, las plantas. Todos fue una fiesta para los sentidos. Muy sencillo, muy puro, libre y natural tal cual Martina es. Lo amé!

 

Juguetes y terapia en casa. Cómo usamos nosotros el brainbox.

Enganchar a un niño tan chico a hacer algún tipo de terapia no es nada fácil. Siempre debemos observar sus intereses y trabajar a partir de allí. Martina es una niña muy visual, le encantan los libros, los dibujos, las fotos, obviamente la tele o «pículas» como ella llama a las películas.

Hace unos días nos regalaron el Brainbox de los pequeñines. Es un juego para niños a partir de 4 años. Martina tiene 3, pero nosotros lo hemos adaptado, primero a la edad de Martina y luego como herramienta para trabajar en ella la concentración, la comprensión y el lenguaje.

El Brainbox es un juego que ayuda a desarrollar la memoria. Tienes un tiempo específico para memorizar las tarjetas y en la parte posterior de las mismas hay preguntas sobre las imágenes mostradas.

Yo me siento frente a frente con Martina y vemos una tarjeta a la vez.  Martina ve la imagen y yo hago las preguntas. Al principio no se quedaba ni un minuto sentada concentrada en el juego. Ahora llegamos al menos a hacer unas 7-8 tarjetas. Es impresionante todas las cosas que se trabajan con este simple ejercicio.

1. Mantener la concentración exclusiva al menos 15 minutos
2. Comprender la imagen- concepto general
3. Ver lo particular dentro de lo general
4. Vocabulario
5. Comprensión de lenguaje
6. Conversación

Cuando recién comencé a usar las tarjetas del Brainbox con Martina fue en la terapia conductual. El vocabulario de Martina era casi nulo (pero si entendía perfectamente lo que le decíamos) y casi no señalaba objetos. Entonces colocábamos varias tarjetas juntas (no más de cuatro) y pedíamos que nos señalase un tarjeta en concreto. Al principio debíamos ayudarla al 100% llevando su pequeño dedito hacia lo que le pedíamos que señale. Luego consiguió señalar las tarjetas sola. A medida que fue mejorando, íbamos pidiendo que señalara cosas dentro de las tarjetas. Al día de hoy responde verbalmente a las preguntas que hacemos sobre las imágenes. Con el tiempo espero construir historias con ella a partir de estos dibujos.

Les recomiendo este juego al 100%, como juego y como herramienta de aprendizaje para sus peques.

 

 

Carta a Doña perfecta. (Recordatorio para cuando me frustro)

Querida Doña Perfecta (esa sería yo):

A usted que siempre le gustó investigar, usted que siempre sostuvo que la felicidad era mejor si era hecha en casa. Sí  a usted que siempre quiso hacer todo sola y cuidando cada detalle, a usted le digo que no decaiga cuando sus intentos no den sus frutos. No existe la receta perfecta en la crianza.

Sé que tiende a frustrarse y tirar todo por la borda, sé también lo difícil que es atinar a la tecla correcta con cada situación que se le presenta con la pequeña. Pero nunca pierda la ilusión, si esa hermosa ilusión que tuvo hace 3 años cuando nació su primera hija. Deje de ver estos tropiezos como problemas y abrácelos como retos, como oportunidades nuevas.

La maternidad es dura, cansa, desgasta, incluso se vuelve rutinaria. Así que doña perfecta, la animo a que le saque la vuelta a la rutina, que intente cosas nuevas con sus hijos cada día.

Ser madre «perfecta» es absorbente, tanto que de un momento a otro te das cuenta que entraste en piloto automático y solo avanzas. No, no.  Doña Perfecta despierte de una vez, y dese un tiempo para usted. Si usted no está feliz y en contacto con su yo interior difícilmente estará al 100% para sus hijos. El tiempo es muy valioso, y vuela como para que lo viva en piloto automático.

Así que ya sabe Doña perfecta cuando usted sienta que perdió la ilusión, cuando sienta que no le sale una bien o cuando se vuelva una autómata lea esta carta y recobre el sentido, toda su familia se lo agradecerá!

Con amor,

Alejandra