Conocen algún bebe que prefiera sus juguetes sobre los que no son sus juguetes? A ver, yo he aprendido con Martina que cualquier cosa la entretiene y que de sus juguetes se aburre relativamente fácil. Es evidente que cuando llega un juguete nuevo a la casa, sus ojos se ponen enormes y corre como loca a usarlo. Pero es cuestión de una semana para que toda esa emoción se apague.
Justamente la semana pasada le compré unos cubos hermosos. Cuando llego a la casa, dejo los cubos en el sofá de la sala y Martina va corriendo sin el menor titubeo los baja del sofá y se pone a jugar. Hoy casi que quedaron en el olvido!
Así que… amigas queridas creo que debemos ponernos creativas y no gastar en tanto juguetito que quedará en el baúl de los recuerdos. Yo por lo pronto estoy trabajando mucho en el tema del reciclaje con botellas y demás que les iré contando en futuros posts. Pero hoy quiero contarles cómo nos divertimos con Martina trabajando su motricidad.
Ya en el post anterior les conté lo bomba que se lo pasa con la pintura pero lo que nos les dije es porqué considero que es importante que lo experimente. Con ese pequeño juego Martina comienza a tener conciencia de causa-efecto (más allá de las sensaciones táctiles que este entretenimento puede ofrecer). Ella comienza a ver cómo con su dedo hace que nuevos colores aparezcan al mezclarlos.
Cuando era más chiquita una manera de desarrollar esto era con el interruptor de la luz o haciendo música con cucharones y ollas. Ahora lo hacemos con el botón del ascensor, ella es la encargada de llamarlo.
Cuando era menor de un año también nos entreteníamos mucho metiendo corchos en un bowl, así la ayudabamos a mejorar la pinza y también la coordinación ojo-mano.
Para ayudarla a mejorar la motricidad más fina ella se entretiene mucho jugando con las cajitas de las pastillas del abuelo Estevan (obviamente sin pastillas). Le encanta abrirlas y cerrarlas. Se puede quedar un bueeen rato haciendo esto. Así que tampoco es mala idea tener algunas de estas cajitas que no ocupan espacio en el bolso y dársela para que se entretenga en algún restaurant o mientras esperamos en el doctor.
Cuando vamos a visitar a los abuelos que viven en las afueras y tienen jardín para que se embarre y corra a sus anchas.
Martina se vuelve loca con la jardinería. Ponle una batea con tierra, una palitas, cucharones y macetas de plástico y es capaz de quedarse horas! Lo disfruta increiblemente. Le enseño cómo pasar con la pala/cucharón la tierra a la maceta, pasar tierra de maceta a maceta, meter macetas más chicas en las más grandes, en fin hay múltiples opciones. Pero la más divertida para ella es meter las manos en la tierra, después los pies y embarrarse por completo. Mi pequeña marranita!
La jardinería te da múltiples opciones. También ayudamos a la abuela Perla a regar sus plantitas. Llenamos las regaderas con la manguera y luego regamos las plantas (al menos eso intentamos).
A Martina la tarea de agrupar o recoger cosas se le da muy bien. Así que cuando las ideas comienzan a acabarse ese día o ya agoté toda posiblidad siempre me queda agrupar! Cualquier cosa sirve. En el jardín siempre hay hojas que caen de los árboles, así que ahí tiene bastante trabajito.
En fín hay millones de opciones para divertir a los enanos y ayudarlos a estimular su intelecto y motricidad. Sólo está en no conformarse con juguetes interactivos, la variedad creo que es escencial para ellos; no sólo porque no se aburren tan facilmente sino que les presentamos nuevos retos. Soy una fiel creyente que un niño entretenido es un niño feliz.