Este año y medio ha sido una verdadera montaña rusa emocional para mí. Con altos y bajos, extrema dicha y felicidad y mucha frustración y cansancio por momentos.
Me considero gran defensora del apego en la crianza y he intentado darle ese tipo de crianza a Martina. Pero, creo que debemos hacer un pequeño inciso en lo que esto implica. Muchos «activistas» de este tipo de crianza predican que el niño debe tener contacto constante con su madre durante los 2-3 años de vida y que de hacer lo contrario podría perjudicar al niño de manera emocional. Yo les pregunto: «Realmente saben lo que significa eso?»
Después de casi 1 año y medio dedicada al 100% a Martina, donde sólo me he despegado de ella para trabajar 10 horas a la semana en el último mes, he podido sacar muchas conclusiones.
La crianza con apego debe estar encabezada por el afecto. Presidida por el amor en la relación madre/padre-hijo y nada más. Tener esta relación basada en el afecto hace que tu hijo no pueda estar bien si tú no lo estás.
¿Por qué les cuento todo este rollo?
Porque muchas veces nos dejamos cegar por este maravilloso mundo de la crianza con apego y sacrificamos todo por nuestros hijos y nos olvidamos de nosotras y de repente llega ese día en el que te encuentras extremadamente cansada, triste y bastante frustrada.
Una crianza con apego implica lactancia exclusiva, porteo, colecho, etc, etc. Si lo sumamos a que en mi caso no tengo ayuda en casa de nanas, empleadas ni abuelas a tiempo completo todo se vuelve un poco más cuesta arriba.
Llega un punto en el que lo único que quieres es tener una hora para ti, para nadie más que para ti (lo peor de todo es que te sientes culpable por quererlo). Y al no tenerla te frustras, todo comienza a molestarte y quieras o no repercute en tu humor y cómo comienzas a hablarle de manera inconsciente a tu hijo y a tu esposo. Simplemente no es justo que por una decisión tomada (justamente para brindarle todo tu amor de manera exclusiva y constante) termines sintiendo que tu no eres del todo feliz y que no sabes si realmente esto está beneficiando a tu hijo tanto como los defensores acérrimos del método predican.
Obviamente un «activista» del apego me diría que estoy loca por querer llevar a Martina a una guardería antes de los 3 años. Pero lo voy a hacer.
Voy a buscar una guardería que tenga una filosofía que se adapte al método de crianza que tenemos como familia y Martina podrá relacionarse con otros niños y desarrollará habilidades sociales. Yo, por mi parte tendré tiempo para disfrutar con mi esposo y para mí misma. Creo que será beneficioso para toda la familia en general. Lograremos un equilibrio.
En resumidas cuentas, la crianza de un hijo es decisión de cada familia y el método que cada uno escoja será el adecuado. El instinto será siempre tu mejor aliado y hay que aprender a detectar cuando algo no está bien y corregirlo, no podemos ser taaan rígidos.
Martina está creciendo, es algo que también tengo que aceptar. Ella siempre fue un bebé muy independiente, y ahora se esta convirtiendo en una pequeña niñita que busca sus espacios y busca relacionarse con otros niños y lo más lindo es que no tiene complejos a la hora de jugar con niños de todas las edades. Ella se merece ese espacio, mi esposo y yo nos merecemos tiempo.